martes, 1 de mayo de 2012

Don Orione mirando al Paraguay


            El 15 de Agosto de 2011, el P. Ángel Pellizzari fue llamado a la casa del Padre. Este hecho trajo a mi memoria muchos gratos recuerdos, ya que fue para mí un padre en la fe.
La figura del P. Ángel y su epopeya misionera nos invita a reflexionar sobre la presencia de la Congregación en Paraguay: la profecía de Don Orione al entonces P. Bogarín (1939),[1] la casa de Itacora (1976), la cura pastoral de Ñeembucú, la labor del P. Luis Cacciuto (1978-1984), la apertura del Cottolengo (1985) y tantos otros hechos y personas. También vale la pena mencionar que este año la Congregación celebra su 35° aniversario en Paraguay.


            Si buscamos entre los escritos del Fundador, encontramos algunas menciones al Paraguay, todas ellas anteriores a la profecía que Don Orione hizo a Mons. Bogarin. En estos escritos podemos ver que Don Orione miró esa tierra y soñó con la tierra guaraní.
            La primera mención acerca del Paraguay es de 1921, luego de unos meses en Brasil [2] y su primera visita a la Argentina,[3] Don Orione expresa su deseo misionario de llegar a más lugares, entre ellos al Paraguay:
            “Quiero lanzarme al Uruguay, el Paraguay y luego tratar de plantar una tienda también en Chile y Bolivia, pero sería un general sin soldados, y con discreción, si le agrada a Dios, en unos años me dedicare a esto. Mi corazón realmente llora, tener tantas propuestas para abrir casas y siempre tener que rechazarlas”. [4]
            Vemos aquí un corazón misionero que quiere dar respuesta a los desafíos de la misión, pero que no cuenta con el personal necesario para hacerlo.
            Las otras menciones al Paraguay serán durante su segunda estadía en Sudamérica y estarán siempre relacionadas al Santuario de Itatí, “en los confines de la república y frente al Paraguay”.[5]


            Pero en una carta al P. Sterpi, escrita antes de la toma de posesión del Santuario, el Fundador le hablará sobre dicho Santuario y algún proyecto vocacional:

            “Como me parece que le escribí hace algunos meses, acepté por insistencia del Nuncio, uno de los cinco santuarios principales de la Virgen en la Argentina, en los confines de la república y frente al Paraguay, del que nos separa sólo el Río. La Virgen de Itatí fue coronada ya desde el 1600 y es muy venerada por los indios. (…) Lo acepté con gusto porque es un santuario de María. Contiguo al santuario hay un lindo edificio que cómodamente podría transformarse en un aspirantado para los paraguayos y los indios: en medio de los indios y una verdadera tierra de misión: primero habrá un seminario.
            Espero encontrar buenas vocaciones entre los indios y en el Paraguay. Los jesuitas tienen una casa adrede en el Paraguay para las vocaciones paraguayas. ¡Recen!” [6]

            Sin bien el Fundador nunca pudo llevar a cabo dicho proyecto y nunca hubo una casa de formación allí (hasta el día de hoy), Itatí fue un referente vocacional para algunos paraguayos que ingresaron a la Congregación antes de la apertura de la comunidad en Ñeembucu.
            Por ejemplo, hablando del P. Benito Anzolin, decía el P. Corazza: “Lo conocí como Rector del Santuario de Itatí. Oí hablar de él como apóstol infatigable, penetro el Paraguay de dónde sacó numerosas vocaciones para el Colegio Apostólico,…”.[7]
            Entre las vocaciones que tomaron contacto con la Congregación podemos contar al P. Julián Jara y al P. Andrés Benítez.
            La última referencia del Fundador acerca del Paraguay, es la mención del guaraní antes de comenzar su viaje de despedida de la Argentina: “Voy a Sáenz Peña, en el Chaco, y luego al santuario de Itatí, frente al Paraguay, donde se habla guaraní”.[8]
            Don Orione soñó con el Paraguay y pensó en las vocaciones de dicha tierra. Me lo imagino caminando por las orillas del Paraná en Itatí, mirando al Paraguay y soñando cruzar allí para dar su vida entre los pobres. Un sueño que él no lo verá cumplido en vida, un sueño que él verá recién desde el cielo, ya que sus hijos lo llevaran a cabo en su nombre.
Hoy, la obra Don Orione “no está más en Paraguay”, sino que “es paraguaya” y habla guaraní.
En homenaje a los PP. Ángel Pellizzari y Luis Cacciuto.

P. Facundo Mela fdp


[1] Acerca del encuentro entre Don Orione y Mons. Bogarin, Cf. Pellizzari, Angelo, “Una historia llena de mensajes”, Don Orione, Buenos Aires, Noviembre - Diciembre 2001, 21; cf. “Testimonio de Mons. Ramón Bogarin Argaña acerca de su encuentro con Don Orione”, Noticias (Anexo), Buenos Aires, Agosto 2001, 4-2; cf. “Mons. Ramon Bogarin Argaña ricorda Don Orione”, Messagi 111, 2, 2003.
[2] Don Orione pisó suelo brasilero por primera vez el 20 de agosto de 1921.
[3] Don Orione pisó por primera vez suelo argentino el 13 de noviembre de 1921, permaneciendo hasta el 5 de diciembre.
[4] Carta al P. Cremaschi. Rio de Janeiro, 13 de diciembre de 1921. Scritti 2,210.
[5] Otras menciones: Carta al P. Sterpi. Buenos Aires, 22 de Enero de 1936 (Scritti 19, 7); carta al Clérigo Sciaccaluga. Buenos Aires, 5 de septiembre de 1935 (Scritti 27,238); carta al General Beaud y señora. Buenos Aires, 14 de agosto de 1935 (Scritti 41,126 y 41,163), carta colectiva a sus religiosos. Rio Paraná, 29 de Junio de 1937 (Scritti 52,70) y carta al P. Cantoni. Buenos Aires, 6 de septiembre de 1936 (Scritti 32, 173 y 32,236).
[6] Carta al P Sterpi 3 de agosto de 1935. Scritti 18,129.
[7] Necrologio Provincial 2010 (Pro manuscrito), Buenos Aires, PODP, 2010, 57.
[8] Carta a sus religiosos en retiro anual. Buenos Aires, 22 de Junio de 1937. L. Orione, Lettere, Roma, Postulazione della Piccola Opera della Divina Provvidenza, 1969, volumen II, 446. Otra mención se encuentra en la carta a la Srta. María Gámbaro. Buenos Aires, 14 de Julio de 1937. (Scritti 41,61 y 41,72)

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