miércoles, 18 de julio de 2012

Aprender idiomas para hacer más el bien


 En un discurso, Don Orione invitara a los “carissimi”[1] a aprender español, para poder ir a las misiones, ganarse la estima de la gente y ampliar sus horizontes.


         “Si falta alguno, está ausente, después le dirán ustedes lo que les digo: sus hermanos están estudiando en Roma, algunos filosofía, otros teología, derecho canónico, la sagrada liturgia y otros materias auxiliares, como sería el estudio que enseña a descifrar las escrituras antiguas, el griego y hebreo. Querría poner un curso de lenguas, porque se dice que un hombre tanto vale cuantas lenguas sabe.
  
         Ahora ustedes participaran de la partida, en diez días, de los nuevos misioneros: sería ya el tercer grupo de hermanas que cruzan el océano y dos sacerdotes, pero no saben idiomas, porque si los supiesen, irían sin ninguna dificultad y se ganaría una mayor estima. Dirían,  los de América: ¡Oh! Este sacerdote ya habla español! ... Querría pues una escuela de español, un curso libre, en pocos meses se aprende. Ninguno tiene la obligación de estudiar español, pero sería bueno aprenderlo, porque se habla en 25 naciones.


          Como tenemos misiones en Uruguay, en Argentina, donde se habla español, y en otros países de Sudamérica, así podrán ir por el mundo, verán entonces que Italia es pequeña... Si alguno es llamado y siente el deseo ir a predicar el Santo Evangelio a los más necesitados, si alguno siente como una voz que decía: tú no naciste para vivir en un vaso de agua como es Italia, yo le aconsejo de tomar algún curso, si realmente siente esa gran voz... 

         Nosotros tenemos al P. Greppi que estuvo 30 años en Argentina donde se habla el español, yo creo que lo sabe bien. Los argentinos esto lo tienen en cuenta; por tanto con él ustedes tendran la facilidad de practicar el español, el P. Greppi lo sabe hablar; el español tiene muchos vocablos latinos. Escuchen, para decir joven se dice ´muchacho´[2] (los clérigos se ríen). ¡Seguro, es una hermosa lengua!... (Don Orione también sonríe).

              El año pasado partieron clérigo 5 clérigos y este año otros 5. Ahora allá son las vacaciones y hace calor; en un mes las escuelas comenzarán: me gustaría enviar 5 maestros para enseñar la lengua española. Mientras tanto aquellos lo hacen muy bien, pero si hubiesen sabido un poco de español, ¡cuanto más podrían haber hecho! Aquellos de ustedes que irán allá para ayudar y expandir el bien, sabiendo español, podrán hacer más bien! ...”[3]




[1] “I carissimi” (“los queridísimos” o “más queridos” en italiano): eran las vocaciones tardías para la época, que alternaba el estudio con el trabajo, colaborando en la construcción del Santuario de la Guardia, u otras labores (otras construcciones, panadería, etc.). Vivían y estudiaban en la casa de San Bernardino en Tortona.
[2] En el original en italiano está escrito “muchacho” y al lado entre paréntesis “muciacio”, que leído en italiano suena como en español.
[3] Parola V, 19-20. Tortona 30 de Enero de 1932.

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