martes, 27 de noviembre de 2012

La parábola del “Hijo pródigo”

Declaro el P. Sparpaglione en el proceso de beatificación:
“Don Orione para atraer a las almas a la confesión sabía usar también de los medios más originales. Era párroco de Silvano Pietra, el P. Enrico Semino (muerto en 1926). Don Orione junto con Mons. Malfatti, rector del santuario de la Guardia de Génova, tenía una misión en esta parroquia.
La misión llegaba a su término y no prometía una abundante cosecha espiritual. Don Orione llamó al párroco y le rogó que convocara esa noche, que era una de las últimas, a diez sacerdotes dispuestos a confesar. Don Semino, el párroco, dudaba; no por la preocupación de la hospitalidad a conceder a tantos cohermanos, sino por temor de exponerse a una desilusión. Sin embargo, mandó a los pueblos cercanos a un grupo de muchachos en bicicleta para llamar a los diez sacerdotes solicitados por Don Orione.

 Cuando todos estuvieron listos, Don Orione se puso sobre los hombros una capa más bien gastada, se cubrió la cabeza con un viejo sombrero y, saliendo por la puerta de la casa del párroco, hizo su ingreso en la iglesia, mientras el sacristán tocaba las campanas.
Se sentó en un banco, comenzó un soliloquio sobre las propias miserias: “He aquí en que estado estoy... sin embargo no me faltaba nada... culpa mía que quise abandonar mi casa...” En suma recitaba la parte del hijo pródigo. La gente que se encontraba en la iglesia, curiosa al máximo, lo seguía con vivo interés. Alguno salió a dar la voz de alarma y todo el pueblo vino a llenar la iglesia.

 Don Orione, cuando estuvo bien seguro que no faltaba nadie, se quitó la capa rasgada, subió al púlpito y a través de la parábola del hijo pródigo trató de modo eficacísimo el tema de la misericordia de Dios. Su prédica duró una hora y media. Los confesores tuvieron un trabajo enorme, todo el pueblo se confesó.

El P. Malfatti como comentario decía: “Es difícil conmover y hacer llorar a los curas, pero esa noche también ellos lloraban”.

 
Del Libro “Florecillas de Don Orione” de Mons. Gemma, fdp

martes, 20 de noviembre de 2012

María, Madre de la Divina Providencia



 ¿Qué es la Providencia? Es la acción de Dios que conserva todas las cosas y conservándolas, continuamente las crea y las dirige guiándolas a su fin. Pero también María Santísima, por ser correndentora con su acción providencial conforta y dirige a la Iglesia hacia su fin, y con sus virtudes alienta nuestra vida a su fin.

             He aquí los dos puntos: la acción providencial de María en la vida de la Iglesia, el ejemplo providencial y la ayuda de María en nuestra vida.
            Las profecías habían anunciado los símbolos, las figuras de María y en algún modo, la habían retratado.
            Ella nació en una pobre casita de Nazaret, rodeada por todos los signos de la pobreza, pero el cielo exultó y se alegró la tierra: “celebre el universo entero y vibre del más profundo gozo por el nacimiento de la Santa Virgen que ha venido a iluminarlo” (de un sermón atribuido a San Agustín).
            La anunciación comunica a María el designio inefable de la divina Providencia, que es Dios. La maldición que cayó sobre Eva se cambió en bendición.
            María de Nazaret, convertida en la Madre de Dios, no deja un instante de secundar los designios de la Providencia.
            En las bodas de Caná se manifiesta la divinidad del hijo, pero también el poder y la providencia de María.
            La Virgen instruye a los apóstoles en la sabiduría, de la cual ella es sede y los edifica con los ejemplos de santidad, de la que ella es modelo. Con ellos se uno en la oración: “todos… eran asiduos y estaban unidos, en la oración… con María, la madre de Jesús”. (Hech 1,14).

          San Jerónimo dice que después de Jesucristo, no hay quien cuide con mayo solicitud de nosotros que María Santísima.
         Providencial fue la intercesión de María en ocasión de las persecuciones y herejías. María como nueva madre de los Macabeos, está al lado de los cristianos para animarlos en las catacumbas. Los padres de Éfeso la saludan como la vencedora de las herejías. 
       ¿Hace estragos la incredulidad? María la reprime. ¿Languidece la piedad? María la reaviva.
            María es la castellana de Italia sobre todo en las horas más angustiantes. Los príncipes de Saboya, los duques de Venecia, se arrodillan a sus pies…
            Nuestra Pequeña Obra es y quiere ser toda de Dios: y es obra de la divina Providencia, especialmente por medio de la Santa Virgen. A la Virgen hoy, como ayer, mañana y  siempre, nos hemos entregado todos con la fe inquebrantable, con una confianza que no ha sido nunca defraudada. Y si algo de bien se ha hecho y se hace ¡quien todo lo hace es la Santa Virgen!


De los escritos de Don Orione
(DOLM Vol. IV. Pp. 1890-1891)
         

martes, 13 de noviembre de 2012

Don Orione ante la enfermedad: la diabetes

          Durante su segunda estadía en Argentina, el peso de los años se hizo sentir, y Don Orione  comenzó a experimentar algunos problemas de salud, entre ellos la diabetes.
        En este artículo, que busca ser un estudio histórico-medico sobre la diabetes de Don Orione.

La diabetes
             La diabetes es una enfermedad caracterizada por la Hiperglucemia, o aumento del azúcar en la sangre. El nivel de azúcar en sangre oscila entre 70 y 110 mg%, en condiciones normales. En general, la diabetes está relacionada con la ausencia o escasez de insulina en la sangre.
             En general podríamos decir que hay 2 tipos de diabetes. La tipo 1, o del joven, que tiene un origen genético, la cual se descubre en niños o gente joven, quienes serán insulinodependiente. En general es más severa, con más tendencia a complicaciones.
             La diabetes tipo 2, o del adulto, también está determinada genéticamente, pero el páncreas es capaz de producir insulina, aunque en escasa cantidad. Se produce como un agotamiento con el paso de los años, y el páncreas comienza a producir poca insulina. En general tiene un mejor pronóstico y algunas a veces, puede ser regulada sólo con una dieta adecuada. La diabetes tipo 2 fue la que padeció Don Orione.

Los primeros síntomas de la diabetes
            En varias cartas escritas entre Junio y Julio de 1935, Don Orione describirá brevemente como se manifestó la diabetes, el tratamiento, los exámenes médicos y otros detalles.
             En una carta a Don Sterpi, Don Orione le escribirá las razones que le hicieron sospechar: “Estuve más de un mes muy débil, pensaba que fuese cansancio por el trabajo hecho: - no podía escribir ni trabajar un poco más de la cuenta. Además, tenía tanta sed, que dude que fuese otra cosa, y al analizar la orina, encontraron la diabetes”.  (Bs. As, 12/6/1935)
             El aumento del azúcar en la sangre, hace que se pierda mucha agua en la orina, y el síntoma es la sed. De hecho la sed excesiva y el aumento de la cantidad y frecuencia de la diuresis son signos cardinales de diabetes.
Por otra parte, la diabetes causa también una alteración del metabolismo de las proteínas y grasas, y una inflamación crónica de los nervios y vasos sanguíneos, lo cual produce sensación de cansancio y dolores especialmente en brazos y piernas.
             Los resultados de un examen de orina, arrojaran que sufría de diabetes.
            Junto con esto, cansancio hace aumentar un tipo de hormonas: las catecolaminas, las cuales producen a su vez hiperglucemia. Seguro los médicos pensaron que el reposo y la dieta hipohidrocarbonada le ayudarían a normalizar los valores del azúcar, que por otra parte, no eran muy elevados.
            En otra carta también a Don Sterpi, le explicara algunos otros detalles:
            “No querría haberlos impresionado con mi diabetes, y si: sentía mucha sed y no podía mas trabajar, no sabía porque. Dude que fuese un poco de diabetes, y el análisis de orina dio 42 por mil de glucosa. Me prohibieron papas, fruta, huevo, arroz, poco pan, etc. Hoy me extrajeron un poco de sangre y repiten el análisis de las aguas también. Yo ahora estoy mejor que antes, ciertamente me abstengo de ciertas comidas y descansé más. Por eso, quédense tranquilos, los voy a tener informados.”. (Bs. As., 14/6/1935)
            Desde 30 decigramos de azúcar por 1000 en orina, aparecen ya vestigios, y desde 40 en adelante (a Don Orione el encontraron 42 dcg por mil) es positivo, lo cual dice que los médicos detectaron ya su orina un nivel alto, equivalente a 140 o 180 mg% de azúcar en sangre.

Carta donde Don Orione habla de su diabetes
  
Tranquilizando a los hermanos
            Buscando de tranquilizar a los suyos, que estaban alarmados por la noticia, Don Orione les dirá que está bien. Incluso transcribirá el resultado de sus análisis:
            “Asegúrales que estoy bien, que no hay que alarmarse por la diabetes, está de moda ahora tener diabetes, pero creo no tener más nada, estoy bien, es necesario que me crean (…) Recibí el análisis, tanto el de orina como el de sangre, en cuento respecta a la diabetes, para que Don Sterpi se tranquilice, lo envío: Análisis de sangre: glucemia. Contiene 1,51 gramos por mil. / De glucosa en la sangre total (método de Follin-Wu) / Orina – Albumina – serina – vestigios / Globulina idem / Albuminosa – nada / Mucina – vestigios / Glucosa – 3,034 gr. Por mil / Levulosa – nada / Acetona – nada”. (Bs. As., 19/6/1935)  
             De estos nuevos resultados, vemos que en la orina aparece un nivel mínimo detectable de azúcar y en sangre 151 mg % (aquí se utiliza la antigua denominación de gramos por mil).

Transcripción sus análisis

Dieta hipohidrocarbonada
            Otra mención indirecta a la diabetes del Fundador es un borrador, donde escribe la dieta dieta hipohidrocarbonada que debe seguir.
            “Carne de vaca de ternera principalmente asada e incluso pollo hervido o como la carne / Huevo crudo o hervido en agua / Caldo – leche, té o café – manteca / Poco – pan negro y poco mejor galleta. / Verdura – a gusto y espinaca hervida, con poca aceite / Salsifí apios – pepinos cardo - repollo ensalada con aceite y limón / Fruta una naranja o mandarina – 100 gramos de vino por comida - mate té o café. / Prohibido – harina – pasta – sémola y fideos / Pan blanco – galletitas – dulces – fruta – azúcar – papas - batatas - caña – zanahoria – sanaoria – lentejas – porotos y garbanzos”.

Sentido del humor
            En una carta a Mons. Albera, amigo le contará lo ocurrido, bromeando acerca tiempo en cama y su enfermedad.
            “Yo estoy bien, solo tengo un poco de diabetes, pero ya disminuyo bastante. Imagínate querían que me quede en la cama al menos por tres días, a pura agua. Es ese Gonnella que estuvo con nosotros en San Bernardino el primer año y después en Santa Clara, ahora es medico aquí, una autoridad en medicina. ¿Lo recuerdas? (…) ¿Sabes lo que le dije? Escúchame, Gonnella, si me dijeras que me quede en cama tres días a vino puro, no sé, a nebiolo, barbera, grignolino, entonces estamos de acuerdo, a lo mejor me la paso cantando todo el día, y está bien, pero a pura agua, ¡vamos! Un poco de discreción, ¿esta es la gratitud que me demuestras por haberte recibido en el colegio? Piensa un poco, mi querido monseñor, ¡qué risa!” (Bs. As., 22/6/1935) 
            En La gioia del bene” (Messagi 19), el P. Orlandi relata el humor de Don Orione, entre ellas: “Si se trataba entonces de dinero que el ecónomo le había prestado, Don Orione bromeaba sobre su amnesia: No me recuerdo-decía sonriendo-, no me acuerdo… que quieres, tengo diabetes…,- y todo terminada de modo alegre…” 

A modo de conclusión
            Desde el punto de vista médico, podemos afirmar que la diabetes de Don Orione era una diabetes tipo 2, una forma leve que pudo manejarse con dieta solamente. No tenemos información que haya tomado antidiabéticos orales, porque probablemente su glucemia se normalizo siguiendo la dieta hipohidrocarbonada prescripta.
            Es admirable que Don Orione, pese al diagnostico de una enfermedad crónica que le implicara cuidarse de por vida, lo asumió con optimismo y sin desanimarse, siendo capaz de tomarlo con humor.
            Además, se ve que asumió con responsabilidad el cuidado de su enfermedad, siguiendo con docilidad las indicaciones del médico y desdramatizando la situación, yendo más allá de sí mismo, cuidando que nadie se preocupe demasiado por él.
            El santo muestra su madurez humana en toda circunstancia, aun en la enfermedad.

Hna. María Rosa Zbicajnik, phmc
P. Facundo Mela, fdp
Filipinas, 25 de Agosto de 2011

* La Hna. María Rosa es Médica – Diplomada en la Universidad de Buenos Aires

martes, 6 de noviembre de 2012

Confesión y… café


Don Orione no escribió tratados sobre la confesión. Pero confesó mucho. Y personas de todo tipo. Confesó en todos los lugares: no sólo en los confesionarios, sino también sobre los barcos y en los automóviles.
Su interés por la confesión se refleja en su creatividad pastoral. En un folleto, a confesarse de noche. ¡Sólo para hombres y jóvenes! En el mismo  está escrito: confesión y café para todos.

A los hombres y jóvenes:
Ya no es una novedad, este año, pero es siempre una cosa hermosa y santa venir a confesarse por la Virgen de la Guardia, mis buenos amigos. En la noche del sábado 25 y el domingo 26 de Agosto, los invito a su Santuario de la Guardia: habrá una celebración para ustedes, expresamente y sólo para ustedes. ¡Ninguna mujer! De noche es conveniente que las mujeres, por seriedad y buen nombre, estén en casa… Me dirán: ¿y las jóvenes y las señoritas? Las jóvenes y las señoritas los dejen en paz, al menos de noche, ¡se vayan a dormir y soñar! Nosotros los hombres, en cambio, es otra cosa: el hombre debe estar siempre de pie, de mañana y de noche, si es necesario. Y cuando se trata de ir al Señor, no debemos desmentir a aquel tal Nicodemo  del Evangelio que iba de noche, cuando nadie lo veía…

             Los hombres de hoy tienen que trabajar; ustedes jóvenes, también, tienen que sudar, tiene que leer la "Gazzetta dello Sport", no tienen tiempo y no lo pretendo: vengan entonces de noche.
            Jesús nos espera también de noche. Vengan con buena voluntad y sin tanto miedo: los pecados, se confiesan quizás mejor de noche, porque no se ven. 
            Sus pecados, díganmelos en buen tortonés, y comiencen por los más grandes, aunque no sean tortoneses. Vendrán a confesarse conmigo o con otros, pero especialmente conmigo, que ando mucho por el mundo y  los pecados los sé todos; los adivino también, a veces siento su olor; que si no me los dicen ustedes, se los diré yo, con la ayuda de Dios: en un instante los pongo en su lugar, y se irán contentos con paz en el corazón. ¡Vamos, buenos amigos, coraje! Nos vemos el sábado a la noche. Los espero a todos.
            Es la hora de Dios, los llamo en el nombre de Dios: la Virgen nos espera. Si no ponemos la conciencia en su lugar ahora ¿cuándo lo haremos?, ¿cuándo llegará la muerte? Pero, ¿tendremos tiempo aún? ¿y será una confesión entones o será una confusión?
            Es hora que ustedes y yo nos pongamos a vivir como buenos cristianos, en serio: quien tiene tiempo no espere más.
            Queridos amigos, no somos animales, tenemos un alma, ¡debemos salvarla!
            La Virgen de la Guardia nos llama: su voz es de madre y de misericordia: ¡vengan!
            Los espero. 
            Don Orione.

PD: Confesión y café
Después de la comunión, me harán el honor de pasar todos a la casa, detrás del Santuario; les daré un buen café. Quiero mandarlos a casa con sus mujeres y madres, ¡con la boca dulce y el corazón contento; y tomarán dos o tres tazas, ¡pero no doce! ¡Me mandarán a la ruina!