miércoles, 22 de abril de 2015

Don Orione y sus Seminaristas Armenios (1ª Parte)



 Una de las más bellas páginas de la vida de Don Orione es su amor de padre hacia sus seminaristas armenios, quienes fueron parte de un grupo de huérfanos del Genocidio Armenio, a quienes su Congregación recibió y cuido en Rodas.
A los años, algunos de ellos quisieron ingresar a la Congregación, razón por la cual fueron enviados a Italia donde conocieron a Don Orione, quien fue un padre para ellos.


Armenia
Armenia es un país sin salida al mar, situado en la región del Cáucaso, en la frontera entre Asia y Europa.
Armenia posee una gran ancestral historia y herencia cultural. Donde, la adopción del cristianismo como religión oficial se remonta a los comienzos del siglo IV.


El Genocidio Armenio
A inicios del siglo veinte, Armenia se encontraba bajo el poder del Imperio Otomano.
Al estallar la I° Guerra Mundial, ante la inminencia de un conflicto entre los Imperios Otomano y Ruso, el gobierno turco miro con desconfianza y sospecha al pueblo armenio, dando comienzo a un sistemático y deliberado aniquilamiento de la población armenia que se encontraba en el territorio del Imperio.
El Genocidio Armenio significo el exterminio de un millón y medio de armenios perpetuado por el gobierno de los Jóvenes Turcos, siendo uno de los primeros genocidios de la era moderna.
Fueron implementadas sistemáticas masacres y deportaciones, las cuales consistían en marchas forzadas bajo condiciones inhumanas las cuales causaban la muerte de los deportados.
La fecha que marca el comienzo de dicho genocidio es el 24 de Abril de 1915, día en que las autoridades otomanas arrestaron unos 250 intelectuales y lideres armenios de  Constantinopla. 



Rodas y los Huérfanos Armenios
En 1924, la Orden de Malta acondiciono una casa en Rodas, frente a la costa turca, para huérfanos provenientes del genocidio armenio.
Su idea era ofrecer el orfelinato a otra asociación o instituto, para ello algunos miembros de la Orden hablaron con el senador italiano Ernesto Schiapparelli, presidente de la asociación “Italica Gens”, a quien le preguntaron quien podía hacerse cargo del orfanato. El senador sin dudarlo les recomendó que hablen con Don Orione, quien era entonces considerando un “santo en vida”.
En Julio de 1924, el senador Schiaparelli hablo con Don Orione pidiéndole que se hiciese cargo del cuidado de los algunos huérfanos armenios. San Luis Orione acepto la propuesta y le pidió al P. Vittorio Gatti que hiciese los arreglos necesarios para asumir el instituto con Ludovico Chigi, Grand Maestre de la Orden de Malta.
En Julio de 1925, Don Orione envió sus religiosos a hacerse cargo del cuidado de los huérfanos, nombrando al P. Camillo Bruno director de dicho instituto.
El 14 de Septiembre de 1925, un grupo de 50 huérfanos provenientes del genocidio armenio fue recibido en dicho instituto y la Congregación se ocupo de su cuidado.

Las vocaciones armenias
La vida en dicho instituto estaba inspirada en el Sistema Educativo Paterno Cristiano de San Luis Orione, siendo una escuela de santidad y virtudes cristianas, donde “se vivía casi un clima de seminario”.
El ambiente cristiano que reinaba en el instituto hizo florecer ocho vocaciones de aquel grupo de huérfanos armenios, quienes viajaron a Italia para ingresar a la Congregación el 29 de Junio de 1928

El encuentro con Don Orione
            El 3 de Julio de 1928, los armenios llegaron a Roma en tren desde Brindisi y se trasladaron a la parroquia romana de “Ognissanti” (Todos los Santos), donde el P. Roberto Risi les dio la bienvenida y los recibió en el colegio “San Filippo Neri”.
Al día siguiente, conocieron a San Luis Orione quien los recibió como un padre como relataba el P. Chamlian, quien era uno de los ocho huérfanos:
“Al día siguiente, 4 de Julio, a eso del mediodía, el seminarista Malfatti nos llevo a la casa de la calle Sette Sale, donde Don Orione nos estaba esperando, habiendo venido de Tortona expresamente para conocernos. Nos dio la bienvenida como un padre que recibe a sus hijos, a quienes hace mucho que no ve. Nosotros, según nuestra costumbre, le besamos la mano y llevamos la misma mano a nuestra frente como signo de respeto y reverencia. Él, luego de habernos besado en la frente a todos, nos pregunto si habíamos tenido un buen viaje, si estábamos contentos de estar en Italia y luego nos expreso su alegría de tener en su congregación miembros de las iglesias orientales en nosotros, armenios. Nos hablo de la Armenia mártir y de la reciente persecución turca contra los armenios. Luego nos invito a bajar para el almuerzo y luego de comer nos hizo cantar en nuestra lengua”.

PP. Dellalian y Chamlian
 El P. Dellalian, otro huérfano de aquel grupo, recordaba su primer encuentro con Don Orione: “En el primer encuentro que tuvimos con Don Orione, él nos recibió con más cariño que un padre hacia sus hijos”.
El P. Chamlian nuevamente relatando su primer encuentro con Don Orione decía:
“A eso de las cuatro, nos encontrábamos en la recepción del Instituto ´Divin Salvatore´. Entonces le informaron a Don Orione que los armenios lo estaban la recepción. Apenas lo supo, subió rápidamente. Mientras tanto nosotros fantaseábamos que clase de hombre sería Don Orione que estaba a cargo de tantos sacerdotes y seminaristas dispersos en diversas casas, y era superior de tanta gente. En aquel momento pareció un sacerdote más bien anciano, entonces el asistente nos dice que era Don Orione. Nosotros le besamos la mano según nuestra costumbre, y luego de haberla besado llevamos la misma mano a nuestra frente inclinada. Don Orione, luego de preguntarnos a cada uno el nombre, quería saber el significado de llevar la mano a nuestra frente luego de haberla besado. Uno de nosotros le explico que con este acto reconocemos a la persona que se le besa la mano como nuestro superior y por tanto este acto significa la sumisión de nuestra mente a su voluntad. Esto le gusto tanto a Don Orione que nos pida nunca perder esta usanza tan significativa. De hecho cuando nuestro amado superior, Don Orione, nos presentaba algún personaje ilustre o un benefactor les explicaba nuestro modo de besar las manos, y si alguna vez al besar la mano nos olvidábamos el segundo acto, sea por olvido o por vergüenza de la circunstancia, él con amor nos llamaba la atención y nos decía que no debíamos olvidar nuestras tradiciones”.
Luego de algunos días en Roma, el 8 de Agosto de 1928, los aspirantes armenios fueron enviados a la Colonia Santa María en Monte Mario (Roma), donde funcionaba en aspirantado de la Congregación.

segunda parte: 
http://loqueyorecibi.blogspot.com.ar/2013/04/don-orione-y-sus-seminaristas-armenios_30.html


No hay comentarios.:

Publicar un comentario